Brownies de almendra y sal Maldon (600.000 visitas en el blog y dos recetas de brownies 1/2)





Hemos llegado a 600.000 visitas en el blog. Me da vértigo pensarlo. Nunca aspiré a tanto y me hace una ilusión tremenda. Yo hago mis recetas en casa, para los que están cerca de mí, y que lleguen a tanta gente me emociona. Cocinar es, sobre todo, compartir.

Y hablando de cocinar y compartir, esta semana homenajeábamos a una amiga y compañera que se va a jubilar pronto. Podéis ver este video en youtube. Es una persona a la que admiro muchísima y que siempre está ahí cuando la necesito (y cuando no, que también hay que estar para lo bueno). Decidí preparar yo los dulces del coffee break de la facultad. Solo había un problema, estaba en el apartamento del sur donde no tengo casi de nada. El horno es muy antiguo y ee quema todo por debajo. Además, se le ha roto el mando y tengo que girarlo con un alicate y calcular la altura de la temperatura. Todo muy rudimentario. No tengo amasadora, solo un pequeño vaso batidor/triturador y una recién adquirida batidora de aspas de mano de Lidl (que me costó 14.95 €).




Llevé algunas bandejas de horno, pero ninguna encajaba (porque es demasiado pequeño), así que me tuve que limitar a la del propio horno. Hacía una cosa y tenía que esperar a que enfriara para empezar a hacer otra. De esta forma todos los dulces fueron cuadraditos cortados.




Cómo no sabía qué iba a hacer, lleve una caja con ingredientes variados (harina de trigo, de maíz, almendras enteras, almendras laminadas, dulce de leche Mardel, chocolate de postres Valor, cacao amargo Valor, levadura, frutas pasas,…). Así que me adapté a los contenidos de la caja y a lo que me iba apeteciendo hacer. También tenía pensado hacer tres cosas cada día (eran dos días). Los tres dulces tendrían que combinar bien. Mi combinación infalible, para estas ocasiones, es uno de chocolate (por supuesto), uno de fruta y uno tradicional.

El primer día, como tenía, una vez más, plátanos maduros, decidí hacer (sí, otra vez) una tarta de plátano caramelizado. Eso sí, le añadí orejones de albaricoque y pasas. Y le puse un glaseado por encima.





Hacía tiempo que tenía ganas de hacer otra vez torta de maíz, así que esa fue mi receta tradicional. Sobre el postre de chocolate, había pensado en hacer esta receta que había visto en el blog de David Lebovitz, y que no se me iba de la cabeza. 





Después pensé que era un poco delicada para transportar, porque hacía calor y el chocolate se me podía derretir. Unos brownies parecían una opción mejor. Me costaba decidirme por qué brownies hacer. Me apetecía una receta nueva, ya que las otras dos ya estaban en el blog. Miré entre las recetas de Lebovitz y estos brownies me llamaron la atención. 




Os animo a que leáis su entrada y toda la historia que tienen asociada. Es una receta de la familia de Katherine Hepburn, que eran vecinos de él en California. Son las cosas que tiene California, que cualquier famoso puede ser tu vecino. A los que vivimos lejos de las “estrellas” esto nos parece muy raro, porque los actores famosos son para nosotros gente de otra galaxia. Cuando yo viví unos meses en Beverly Hills, mi vecino era Matthew Modine. Tenía un hijo pequeño y, un día cuando estaba paseando por las colinas con unos amigos, que también tenían un hijo, el niño se nos juntó. Al final, terminó paseando el padre con nosotros. Mis amigos lo reconocieron y él nos habló de la película que acababa de rodar, Married to the mob. También hablamos de Birdy, una película suya que me había encantado. Su hijo solo obedecía cuando le hablaba en español. Nos contó que era porque su mujer era puertorriqueña. Después, los veía pasar a menudo subidos en una Vespa por nuestra calle (North Beverly drive) y siempre me saludaba. Yo estaba asombrada y cuando decía a la gente que lo había conocido y que era muy normal, los californianos me preguntaban que cómo quería que fuese. 




Bueno, volviendo a los brownies, los de la receta original llevaban nueces, pero yo les puse almendras, que es lo que tenía. Las tosté un poco, porque me he dado cuenta de que si se tuestan un poco los frutos secos, antes de usarlos en una receta, tienen un sabor más intenso.  Al final, para decorarlos un poco, les puse chocolate derretido por encima. Decidí ponerles unas escamas de sal para contrastar con el sabor dulce del brownie. La idea me vino de unos bombones de sal Maldon que solía comprar en la cafetería Valor de Santa Cruz (que, por desgracia, ya cerró).




Ingredientes:
200 g de almendras crudas enteras
200 g de chocolate tipo postre (70% de cacao)
250 g de mantequilla a temperatura ambiente
2 tazas (400 g) de azúcar
1/4 cucharadita de vainilla en polvo
Una cucharadita de café soluble
4 huevos
1/2 taza (70 g) de harina de trigo

Para la cobertura:
200 g de chocolate tipo postre (70% de cacao)
Una cucharada de sal Maldon (u otra sal en escamas)





Encendemos el gratinador del horno.

Ponemos las almendras en una bandeja de horno y tostamos ligeramente. Hay que tener cuidado de que no se quemen.

Sacamos y ponemos el horno a 175º, sin gratinador.






Colocamos en un cazo el chocolate y la mantequilla. Derretimos al baño maría.






Ponemos en un bol grande, o ensaladera, el azúcar, la vainilla, el café soluble y los huevos. Batimos hasta tener una crema homogénea.










Añadimos el chocolate derretido con la mantequilla y batimos un poco más.




Finalmente, mezclamos la harina.








Trituramos las almendras, dejando algunos trozos grandes, y las incorporamos a la masa (sin batir más).








Vertemos en una fuente de horno, cubierta de papel de hornear.




Horneamos durante unos diez minutos, hasta que un palillo clavado en el centro sale seco.




Dejamos enfriar una media hora y partimos en rectángulos, con un cuchillo.




Una vez que están completamente fríos, pasamos a otra bandeja donde podamos colocarlos un poco separados y echamos, con una cuchara, el chocolate derretido por encima.






Espolvoreamos de escamas de sal y servimos. Se pueden comer tibios o a temperatura ambiente. Se conservan bien bastantes días fuera del frigorífico. También podemos congelarlos. Los sacamos una hora antes de consumir y estarán perfectos.







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