Guisantes con jamón







Esta es una receta tan fácil, que hasta me da vergüenza ponerla. Pero, a la vez, es tan rica, y la hago tantas veces, que creo que este blog estaría incompleto sin ella.

Se puede hacer con cualquier tipo de guisantes (frescos, congelados o en lata). Siempre están buenos. Pero si tenemos ocasión de usar guisantes frescos el resultado es espectacular.

Yo suelo comprar los guisantes frescos, en vaina, en verano. En el feirón (mercadillo) que se celebra los sábados en Sada. Allí en uno de los puestos los tienen (cuando es temporada). Se les acaban en seguida. Así que bajo temprano al feirón para no quedarme sin ellos. Los compro en vainas, aunque normalmente los tienen también ya sueltos. Son mucho más gordos de los que venden congelados y en lata. El sabor es más intenso y la textura más compacta.

El día que los hago, desaparecen en seguida de la mesa. A todos nos encantan.

Esta vez los conseguí en esa frutería tan buena que os conté que descubrí en el sur de Tenerife. Otras veces los encuentro en mercadillos del agricultor que se celebran en la isla, como el de Tacoronte. Lo que pasa es que yo compro cuando puedo  y mis horarios no son siempre compatibles con los de los mercadillos. En Canarias a los guisantes se les llama arvejas. En otros sitios se les llama chícharos.

Ingredientes:
1 kg de guisantes en vainas (o 500 g de guisantes congelados)
200g de jamón serrano en lonchas finas (aunque también se pueden usar tacos)
4 cucharadas de aceite


Si los guisantes son en vainas, primero tenemos que desvainarlos y lavarlos. Después los ponemos a hervir en agua con sal. Los cocemos hasta que estén tiernos, pero con el fuego suave. Si los guisantes son grandes puede ser casi media hora. No es conveniente que el agua hierva a borbotones, porque se pueden deshacer. Yo, a veces, los pongo a cocer unas horas antes. Los dejo cocer 10 minutos y los dejo tapados, con el fuego apagado, hasta el momento de cocinarlos. Así se terminan de hacer en el agua caliente y no se deshacen nada. Antes de preparar el plato, escurrimos el agua.




Si los guisantes son congelados, los echamos en agua hirviendo con sal. Los tenemos al fuego el tiempo indicado en el paquete, que depende del tamaño del guisante. Después escurrimos el agua.

Si son en lata, simplemente escurrimos el agua.

Cortamos las lonchas de jamón en tiritas. Yo cojo varias lonchas y las corto con las tijeras. Me gustan que queden como pegados unos trozos a otros. Creo que está más rico después con los guisantes. Por supuesto, se puede usar jamón ibérico. Pero yo uso normalmente jamón serrano del que venden envasado.




Ponemos el aceite en una cazuela (preferiblemente de barro) al fuego. Yo esta vez no usé cazuela de barro porque no tenía ninguna a mano.




Echamos el jamón en el aceite hasta que esté crujiente.




Añadimos los guisantes y lo mezclamos con cuidado.




Dejamos un par de minutos a fuego moderado y apagamos. Los dejamos tapados hasta el momento de comer. Ya veréis como gusta a todos, niños y mayores.







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