Tarta para chocolate adictos (sin lácteos)







Tengo que confesaros que soy adicta al chocolate. Desde mi más tierna infancia. Y eso que cuando era niña no comía de nada. Pero el chocolate, me puede. Me gustan todos los tipos de chocolate: blanco, negro, con leche, aromatizados, con almendras,… Aunque el que me gusta más, aunque ahora no quede muy gourmet decirlo, es el chocolate con leche. Intento controlarme y casi no como (porque además me baja la tensión), pero paso temporadas de auténtico desenfreno. Durante un tiempo hice un trabajo para la comunidad europea y viajaba mucho a Bruselas. Devoraba, cada vez que iba, kilos de bombones Leonidas.  Todos sus bombones me gustan, pero tienen uno de chocolate blanco relleno de nata fresca y con una avellana, que me trastorna. Menos mal que no duro mucho el trabajo, sino no sé qué hubiese sido de mí.

No sé si tendrá algo que ver el hecho de que mi bisabuelo, José Freire, tuviera en Sada una fábrica de chocolate. En Galicia creo que hay más afición al chocolate que en otros sitios. El chocolate a la taza con churros se sigue consumiendo muchísimo, cuando en otros sitios ya forma parte del pasado o de ocasiones especiales. Hasta hace muy poco, se seguía tomando,  en muchas casas gallegas, la cascarilla de cacao hervida en agua. Y, si ha dejado de hacerse, creo que es porque ya no se comercializa. La he estado buscando últimamente sin éxito.

Esta tarta de chocolate está riquísima. Si hay unas tartas que no soporto, son las de bizcocho, con una o varias capas de crema. Me da igual del sabor que sea el bizcocho o la crema. Me da también igual si el bizcocho va borracho o no. Me resultan insípidas y sequísimas. Y si llevan una cobertura de mantequilla por fuera, aún me gustan menos. Así que esta tarta no es nada de eso. El pastel de chocolate que le sirve como base, no tiene nada que ver con el  bizcocho de chocolate. Es totalmente jugoso y meloso, no es muy dulce y tiene un intenso sabor a chocolate. Y, en vez de la típica crema de relleno, lleva mousse de chocolate. Y la cobertura, simplemente chocolate, sin añadidos. Solo describir la tarta y se me hace la boca agua.

Mi hijo no es nada aficionado a los dulces ni a las chucherías, pero sí le gusta el chocolate. Me hubiese llevado un disgusto tremendo si no le gustara. Me pidió una tarta para su 12 cumpleaños, que llevara mousse de chocolate. He de deciros que le encanto. Creo que repetiremos el próximo año. Aunque ya está diciendo que la tenemos que volver a hacerla esta misma semana…

Para hacer esta tarta use como base, un pastel de chocolate de la pastelería Miette de San Francisco, de cuyo libro de cocina ya os he hablado. Quería hacerla como la que aparece en la portada, sustituyendo la crema rosa por mousse. Pero mi hijo me pidió que en la parte de arriba llevara chocolate derretido, así que la cambie. De todas formas, yo os recomiendo que la hagáis como en la foto. Os ahorráis derretir el chocolate y decorar con él y, además, creo que puede estar riquísima. Yo la voy a hacer así la próxima vez (quizás, esta misma semana, aunque me estoy resistiendo).


La mousse de chocolate la saqué del libro del amante del chocolate, que me regaló Manolo hace muchísimos años. Todas las recetas que he hecho de este libro (y han sido muchas a lo largo de los años) salen perfectas. Entre mis favoritas, la de petisús, que prometo hacer pronto.


Hace unos meses, que le hemos quitado los productos lácteos de la dieta a mi hijo (muy a su pesar porque los adora). Así que también los he eliminado de las dos recetas de esta tarta. En el bizcocho, sustituí la buttermilk por leche de soja. En la mousse de chocolate cambié la mantequilla por margarina. El resultado final ha sido esplendido. No creo que nadie sea capaz de notar la diferencia.


Ingredientes pastel de chocolate:
1 y ½ tazas de harina
1 y ¼ tazas de cacao amargo en polvo
2 cucharaditas levadura Royal
½ cucharadita de bicarbonato
Una cucharadita de sal
75 g de chocolate de postres
Una taza de agua hirviendo
Una taza de leche de soja
½ cucharadita de extracto de vainilla
2 huevos
½ taza aceite de oliva suave
2 y ¼ tazas de azúcar





Ingredientes mousse de chocolate:
125 g + 15 g de chocolate de postres
4 huevos (de los que nos sobrarán dos yemas)
75 g mantequilla o margarina a temperatura ambiente (yo usé margarina, aunque en la foto aparezca mantequilla)
75 g azúcar glass




Ingredientes para la cobertura (opcional):
150 g de chocolate de cualquier tipo (negro, blanco o con leche)
12 Maltesers (puede ser otro chocolate o chucherías)


Encendemos el horno a 175º.

En un recipiente ponemos el chocolate en trozos y le añadimos el agua hirviendo. Batimos hasta que se derrita el chocolate. Lo dejamos reposar para que enfríe.




Untamos con margarina un molde desmoldable alto.




Mezclamos en un bol la harina, la levadura, el bicarbonato, la sal y el cacao tamizado.




Batimos los huevos y el azúcar (a mano, con batidora de varillas o amasadora) hasta que están cremosos. Añadimos el aceite poco a poco y seguimos batiendo, hasta que esté bien combinado. 




Echamos lentamente el agua con chocolate. Batimos. Añadimos la leche de soja y el extracto de vainilla. Batimos hasta que esté uniforme. Incorporamos la mezcla de harina. La masa quedará un poco grumosa. Es así.

Colamos la masa (con un colador grande y una cuchara) sobre el molde.




Lo metemos en el horno 45 o 50 minutos, hasta que un palillo introducido en el centro sale limpio. 




Al sacarlo, lo desmoldamos y dejamos que enfríe.

Mientras el pastel está en el horno, preparamos la mousse.

Para hacer la mousse de chocolate, separamos las yemas de las claras. Dos yemas las vamos a usar, las otras dos no. Batimos ligeramente las dos yemas que vamos a usar. 




Derretimos los 125 g de chocolate en un cazo al baño maría.  Lo separamos del fuego y añadimos la mantequilla. 




Cuando está una crema lisa, echamos las dos yemas batidas y las incorporamos, batiendo a mano enérgicamente. Reservamos.




En otro cazo, derretimos al baño maría los 15 g restantes de chocolate.

Batimos las claras. Cuando están bastante montadas, les incorporamos el azúcar glass y seguimos batiendo. Cuando están completamente firmes y brillantes, les añadimos lo 15 gramos de chocolate derretido y lo incorporamos bien.




Mezclamos el merengue con la crema de chocolate que teníamos reservado. Lo ponemos en un bol y lo guardamos en la nevera hasta que lo usemos.




Para montar la tarta, el pastel tiene que estar completamente frio. Podemos meterlo un rato en la nevera o en el congelador para acelerar el proceso.

Queremos que la tarta tenga la misma altura por todas partes, así que cortamos la tapa superior para que quede uniforme. Lo podemos hacer con un cuchillo o con una corta tartas. Yo no lo tenía hasta hace poco y usaba un cuchillo largo. De todas maneras, siempre empiezo a hacerlo con un cuchillo para que el corte sea más limpio.




Le damos la vuelta, para que la parte de arriba de la tarta final sea la de abajo, que siempre es más uniforme.

Después hago un corte en el medio del pastel, para rellenarlo. Separo las dos partes.




Si voy a ponerle una cobertura de chocolate, pongo al baño maría 100 g de chocolate (del tipo elegido). Cuando está derretido, lo separo del fuego y añado los otros 50 g. Lo mezclo hasta derretir fuera del fuego (llega con el calor del otro chocolate).




Con el chocolate derretido, cubro con un pincel una de las tartas. 



A mí me gusta dibujarle unas ondas con el pincel, no dejarlo completamente liso. Lo adorno con 12 Maltesers. Para que me queden bien colocados, pongo primero cuatro, formando una cruz. 




Después pongo dos más en el hueco entre cada dos.




 Meto esta tapa de la tarta en el congelador, para que se endurezca rápido el chocolate.




Cubro la otra parte de la tarta con la mousse de chocolate. La puedo echar con una espátula, pero a mí me gusta más ponerla con una manga pastelera. 




Pongo una boquilla rizada para que quede más bonita por el borde. 




Además, si lo pongo con boquilla rizada no queda la mousse tan compacta y está más rica. Si he usado cobertura para la parte superior, relleno con casi toda la mousse. Si no he usado cobertura, relleno solo con la mitad (la otra mitad la reservo para cubrir la parte superior).




Termino de montar la tarta, colocando encima la tapa con la cobertura (que tenía reservada en el congelador).




Decoro un poco más con la mousse sobrante. Puedo poner una boquilla más pequeña para la decoración.

Si no usé cobertura, pongo la otra parte encima y la decoro cubriendo con la mousse.

La metemos en la nevera hasta media hora antes de comerla. 





Ya veréis qué merienda tan riquísima con está esta tarta. Es adictiva.









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