Brownies “tipo toffee”





  
Los brownies tienen su origen en el siglo XIX en Estados Unidos, parece que en un hotel de Chicago (aunque otros dicen que en Boston). Yo pensaba que los brownies eran de California. Había estado varias veces en la Costa Este y no conocí los brownies hasta que viví unos meses en Los Angeles. La primera vez que los comí me parecieron buenísimos. Después los he tomado muchas veces.

Básicamente los hay de dos tipos, parecidos a un bizcocho o parecidos a un caramelo toffee. En España son más comunes los primeros, pero yo prefiero los segundos. Todos los puristas pensamos que esos son los auténticos brownies. Para conseguir esa textura, llevan muy poca harina y mucha mantequilla.

Para hacer los brownies se hornea toda la masa en un molde cuadrado o rectangular. Una vez fría, se parte en cuadrados o rectángulos. Ahora he visto que, en algunos sitios, los hacen en moldes pequeños, pero es menos típico. A mí me gusta ver el corte.

Esta receta la hago desde muchos años y siempre es un éxito. La saqué de un recetario pequeño que venía con mi primera Kitchen Aid. Para que no los sepáis la Kitchen Aid es una batidora/amasadora americana, con bastante potencia y capacidad. Yo quería tener una desde pequeña. Siempre que iba Estados Unidos la miraba. Una vez me decidí y vine cargando con ella (pesa y ocupa mucho). Compré el modelo Heavy Duty, que es para masas especialmente pesadas. Pues bien, preparando masa para orejas de carnaval, se me quemó. Se supone que una Kitchen Aid lo aguanta todo. Aún más ese modelo. Pues yo la quemé. Me llevé un disgusto monumental. Intenté sin éxito que me la arreglaran. Al final, compre otra aquí. Es un modelo más simple y pequeño, pero al menos tengo una.

He añadido a la receta original una decoración con chocolate blanco, que creo que hace un contraste muy bonito. Salen 24 brownies. No os los comáis todos, aunque os aviso que son adictivos. Yo, esta vez, preparé dos cajitas para regalar y gustaron mucho.





Ingredientes:
Una taza de mantequilla reblandecida
125 g chocolate tipo postres
2 tazas de azúcar (o una taza de azúcar blanquilla y una taza de azúcar moreno)
Una cucharadita de vainilla
3 huevos
Una taza de harina
½ cucharadita de sal
Una taza de nueces en trocitos
150 g chocolate blanco de cobertura (opcional)




Encendemos el horno a 175º.

Derretimos a fuego suave la mitad de la mantequilla con el chocolate y lo dejamos enfriar.








Ponemos en un bol el resto de la mantequilla, el azúcar y la vainilla. Batimos con una amasadora o batidora de varillas.






Cuando esté una crema, echamos los huevos uno a uno. Batiendo después de cada huevo hasta que esté bien mezclado.




Añadimos la mezcla de chocolate y batimos.

Incorporamos la harina, la sal y las nueces, revolviendo lo justo para que se mezclen.






Lo echamos en un molde, cuadrado o rectángular, engrasado.






Horneamos durante 45 minutos aproximadamente.




Lo dejamos enfriar en el molde.

Cuando ya está casi frio, preparamos la decoración. Ponemos 2/3 del chocolate blanco (100 g) en un cazo al baño maría. Cuando se derrite, lo sacamos del fuego y añadimos el resto del chocolate.







Lo echamos con una cuchara, poco a poco, intentando hacer rayas en diagonal sobre el bizcocho.






Para que enfríe rápido el chocolate y cortar más limpiamente los brownies, lo más eficaz es meterlo en el congelador 10 o 15 minutos.

A mí me gusta que ninguno de los brownies tenga borde, así que empiezo recortando los bordes de todo el pastel.




Después, corto 6 tiras en vertical. Para ello hago 5 cortes, uno en el medio y dos en cada una de las mitades.




En horizontal corto 4 tiras. Es decir, 3 cortes, uno al medio y otro en cada una de las mitades.




Así consigo 24 brownies prácticamente del mismo tamaño. Los separo para servir.




Cómo podéis ver, el resultado es muy apetitoso.


















 





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