Sopa con albondiguitas de pavo





Este mes de agosto hemos andado todos en casa un poco mal del estómago, eso que hemos intentado beber siempre agua embotellada. Así que hemos tenido que hacer unos cuantos días un poco de dieta. Acabamos un poco hartos del pollo a la plancha, el arroz cocido y el jamón york.

Por variar un poco, compré una pechuga de pavo y pedí que me la picasen en la carnicería. Pensaba hacer hamburguesas de pavo. Después pensé que mejor unas albóndigas. Pero, claro, sin salsa. Entonces, me acordé de un programa de Rachel Khoo, que había visto en Canal Cocina, en el que hacía una sopa de albondiguitas. Ya os hablé de Rachel Khoo en la receta del Navarin dágneau printanier (Estofado primaveral de cordero con guisantes y judías veerdes). Me pareció una idea perfecta, un caldo de pollo con las albondiguillas de pavo. Busqué en las recetas de sus programas, pero esa no aparecía. Las albondiguitas se llamaban dumplings. Al buscar “dumplings Rachel Khoo” me salió la receta hecha por una de mis blogueras favoritas, Thanh de Eat, little bird, de la que ya hice los pinchitos vietnamitas de carne. Aunque a ella no le gustó mucho el resultado de la sopa, decidí darle una oportunidad, aunque cambiando alguna cosa. 

Como no tenía mucho tiempo, compré un buen caldo de pollo envasado. Reduje los ingredientes al mínimo. Pensaba añadirle zanahoria, patata y fideos, pero mi hijo me dijo que prefería el caldo limpio, así que lo dejé así. Les encantó y me han dicho que lo tengo que hacer muchas veces. La verdad es que no puede ser más fácil y es un plato muy sano.


Ingredientes:
2 l de caldo de pollo
500 g de carne de pavo picada (o pollo)
2 cucharadas de oregano
½ cucharadita de sal
Miga de un bollito de pan
Un par de cucharadas de leche (de vaca, avena o soja)
Un huevo




Si no tenemos la pechuga entera, la picamos con un robot de cocina.

Mezclamos la carne picada con la miga de pan, la leche, la sal, el huevo entero y una cucharada de orégano.  




Si queremos una masa más homogénea, podemos hacerlo con un robot o batidora. Reservamos.




Ponemos el caldo a calentar en una cazuela grande. 




Cuando hierve, vamos echando bolitas de carne. Las bolitas deben de quedar irregulares. Las hacemos con la ayuda de dos cucharas de postre. 




Se hacen muy rápido, en un par de minutos. Mientras las vamos echando, ya vemos como van subiendo de color blanco a la superficie. 




Así que cuando las terminamos de echar, esperamos un par de minutos y apagamos. Espolvoreamos con la otra cucharada de orégano.




Se sirve muy caliente.











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