Falafel (فلافل ) libanés (albondigas veganas de garbanzos y alubias)





El falafel (فلافل ) se encuentra entre mis platos favoritos. No sé cómo no lo había hecho antes en casa, sobre todo por lo fácil que es. Lo probé por primera vez en un restaurante libanés de Tenerife, del que ya os hablé en la receta del baba ganoush (crema de berenjenas árabe). Desde entonces, lo he tomado en muchos sitios, porque es el típico plato que, cuando veo que lo tienen en un restaurante, me cuesta no pedirlo. Incluso, a veces, voy con mi hijo a comprar un kebab y, si tienen, me pido una ración de falafel para mí. Pero, de todos los que he probado, mi favorito sigue siendo el del libanés de Santa Cruz.

El sábado estuve comiendo allí. Estaba riquísimo, como siempre. Me fije que ponía que estaba hecho con garbanzos y alubias. Me extrañó porque yo pensaba que estaba hecho solo con garbanzos. Si no lo conocéis, el falafel es una especie de croqueta aplastada típica de la comida árabe. Ahora me he enterado que en algunos sitios están hechos de garbanzos, en otros (como Egipto) de alubias y en otros de una mezcla de ambos. Pensé que quizás los del libanés me sabían tan ricos por ser de mezcla y, aunque las recetas que tenía eran solo de garbanzos, decidí hacerlos así.




Utilicé como base una receta de un blog de comidas árabes, aunque adapté las cantidades de algunos ingredientes a las que da Mark Bittman en su libro VB6 (Vegan Before 6).

Los falafel normalmente se fríen. En el libro VB6 recomiendan hacerlos al horno. Dice Mark Bittman que quedan igual de crujientes. Yo los hice de las dos maneras y, con mucha diferencia, están mejor fritos, tanto de textura como de sabor. En el horno quedan como sin terminar de hacer. Además, no chupan casi aceite al freírlos.




Se tarda un momento en hacerlos, porque solamente hay que triturar los ingredientes, darles forma y freírlos. El único problema es que no se puede decidir hacerlos a última hora, dado que las legumbres tienen que quedar en remojo la noche anterior.

Supongo que os preguntaréis si se pueden hacer con garbanzos y alubias de bote. La verdad es que se pueden hacer pero no quedarán igual de buenos. Las legumbres aquí no van cocidas y, claro, las de bote sí están cocidas, así que afectará al sabor y a la textura final.

Los falafel se pueden comer solos, con un poco de tahina (crema de sésamo), con una ensalada o en bocadillo. Es habitual tomarlo en pan de pita en lugar de carne. Yo la primera vez que lo vi en bocadillo fue en un mercadillo de comida en Londres y me resultó muy chocante. No pude resistirme, aunque era por la mañana, y lo pedí. La verdad es que me gustó mucho y me lo comí todo.

Además de este falafel (فلافل ) y del baba ganoush (بابا غنوج), os he puesto las recetas de otros de mis platos favoritos del restaurante libanés: el hummus (crema de garbanzos), el pan pita y los baklava (pastelitos de pistacho).


Ingredientes:
250 g de garbanzos secos
250 g de alubias secas
Una cebolla pequeña
2 o 3 dientes de ajo
Un manojo de cilantro fresco (o de perejil)
Una cucharada de cominos molidos
Una cucharadita de pimentón picante (o guindilla)
Una pizquita de pimienta
Una cucharadita de bicarbonato sódico
Un limón
Sal
Aceite de oliva suave
Pan rallado o harina (opcional) 
Tahina (opcional)





Ponemos los garbanzos y las alubias a remojo el día anterior. Deben estar, al menos, unas 12 horas.




Al día siguiente, escurrimos las legumbres y las ponemos en un robot de cocina. Yo usé la Thermomix, pero vale cualquier robot picador. Añadimos la cebolla pelada y partida en cuatro trozos, los dientes de ajo pelados y el cilantro lavado y cortado en trozos grandes. Echamos también los cominos, el pimentón, la pimienta, un poco de sal, el bicarbonato y dos cucharadas de zumo de limón.














Trituramos todo. Probamos y rectificamos de sal y especias. Echamos una o dos cucharadas de agua y seguimos triturando. Si es necesario, ponemos mas agua, pero la echamos cucharada a cucharada para no pasarnos. Tiene que quedar una mezcla espesa y no homogénea, sino como con tropezones.








Si vemos que nos queda muy suelta, podemos rectificar añadiendo un poco de pan rallado o harina. Yo puse dos cucharadas de harina de garbanzos (que está hecha con garbanzos secos triturados).







Ya os dije que los hice de dos maneras, fritos y al horno.

Para hacerlos al horno, lo precalentamos a 175º. Untamos una bandeja de horno con dos cucharadas de aceite. Hacemos bolas de masa y las ponemos en la bandeja. Yo las hice con una cuchara de servir helado para que me quedaran todas iguales. Después las aplastamos un poco, para darles forma como de hamburguesa. Echamos otra chorrito de aceite por encima de los falafel. Horneamos unos 15 minutos por cada lado, hasta que estén dorados.

















Para hacerlos fritos, damos forma a los falafel. Ponemos en una sartén grande uno o dos dedos de aceite. Calentamos y freímos, dándoles la vuelta para que se doren bien por los dos lados. Escurrimos y ponemos sobre papel absorbente. No es necesario enharinar para freírlos. Yo probé con harina y sin harina y quedan mejor sin enharinar.











Lo típico es acompañarlos con una salsa de tahina. Para ello cogemos un par de cucharadas de tahina y las mezclamos con dos o tres cucharadas de agua hasta obtener una crema ligera.






Ya veréis qué rico. Si no tenemos tahina, los podemos acompañar de hummus, salsa de yogur o cualquier otra salsa.
















Comentarios

  1. Te han quedado muy muy ricos! Me apunto tu receta porque yo los hago siempre sólo de garbanzos y probaré la tuya.
    besos

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    1. Yo pensaba que eran de garbanzos, pero los de ese restaurante me sabían más ricos. Pensé que la clave podía estar en la mezcla de legumbres y creo que es así, porque las alubias se hacen más puré y los garbanzos quedan crujientitos. Un beso,

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  2. Como me gustan tus recetas, por sanas, fáciles y rápidas. Yo tampoco imaginé que los falafel fueran tan fáciles. Te han quedado de restaurante libanes.

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    1. Gracias, Bertha!!! Hay días que nos podemos complicar más, pero normalmente no tenemos mucho tiempo. Aún así podemos comer cosas muy ricas y, por supuesto, sanas. Un beso,

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