Caracola de espelta y centeno con semillas de amapola, sésamo y girasol






Ayer me había propuesto no cocinar nada. Tenía mucho trabajo atrasado y no quería distraerme. Pedimos comida china al mediodía y pensaba cenar cualquier cosa, preferentemente algo con mucha proteína. Pero, después de comer, me puse a ver un ratito Canal Cocina. Estaba uno de los programas de Lorraine Pascale, una cocinera inglesa que me tiene totalmente enganchada. Es una antigua modelo, metida a cocinera mediática, y que parece disfrutar mucho cocinando y comiendo. A Lorraine le encanta hacer panes y todos le quedan con una pinta fabulosa. Ayer hizo una rosca de pan blanco (con un poquito de harina integral) con semillas de amapola. Al momento me entraron ganas de hacer algo parecido.

Yo había estado por la  mañana en un mercadillo del agricultor y había visto un pan en forma de flor. Eran como bollitos de pan juntos, formando una flor. Cada bollito iba cubierto de semillas diferentes. Pensé que tenía que probar a hacer eso.

Junté las dos cosas y decidí hacer un pan parecido al de Lorraine, pero de centeno y espelta, que lo prefiero así para el desayuno. Lo rellenaría no de semillas de amapola, sino de varias semillas diferentes (las que tuviera en mi despensa). Apagué la tele y me fui a la cocina.

Mi idea era hacer una rosca, pero, cuando estaba con las manos en la masa (literalmente), me acordé de Jamie Oliver. Ya os he contado que mi hijo y yo seguimos sus programas, especialmente el de las escapadas de Jamie. Hace poco vimos un episodio en que Jamie estaba en Marruecos y hacía un pastel de pasta filo, en forma de serpiente, y relleno de una pasta de almendras. Decidí que algún día lo haría, relleno de la mezcla de la tarta de Santiago. Se me cruzó la imagen por la cabeza y, en el último momento, la rosca se convirtió en una espiral.

Así que ya veis, a partir de tres ideas distintas, he llegado a esta caracola de pan de espelta y centeno, rellena, por separado, con semillas de amapola, sésamo y girasol. Mi cena de proteínas quedó en “stand by”, porque me pase el resto de la tarde comiendo trocitos de este pan. Está muy rico, porque las semillas están juntas, y no mezcladas todas con la masa, como es lo habitual en los panes de semillas.




Ingredientes:
200g de harina de espelta
100g de harina de centeno + otros 100g (aproximadamente) para amasar
200g de harina de fuerza
320ml de agua
Una cucharada de aceite + otras 2 o 3 cucharadas para el relleno y la decoración
Dos cucharadas de miel (o sirope de agave)
Una cucharadita de sal
Un sobre (7 g) de levadura rápida de panadero
Semillas de amapola
Semillas de girasol
Semillas de sésamo 




Echamos en el recipiente de la máquina de pan el agua tibia, el aceite, la miel y la levadura. A continuación las harinas y la sal.  Seleccionamos el programa para amasado.

Si lo queremos hacer a mano o en Thermomix, disolvemos primero la levadura con el agua tibia, y la miel. Esperamos 5 minutos antes de empezar el amasado. Para ello, ponemos las harinas, el aceite y la sal en un bol, echamos la mezcla de líquidos con la levadura en el centro y amasamos hasta tener una masa uniforme. La dejamos reposar media hora en un lugar templado, cubierto el bol con papel film.

Una vez lista la masa, a mano o a máquina, hacemos una bola, amasando con un poco más de harina si ha quedado muy pegajosa.




Estiramos con un rodillo en una superficie enharinada, intentando dar una forma más o menos rectangular. Tenemos que comprobar que la masa estirada se puede despegar fácilmente de la superficie. Si no es así, volvemos a amasar y a estirar, poniendo una buena cantidad de harina debajo.




Cortamos el rectángulo de masa en seis tiras longitudinales. No hace falta que sean perfectamente rectas ni del mismo grosor exacto. La caracola queda más bonita un poco irregular.




Untamos las tiras con un poco de aceite.




Echamos en cada una de las tiras un tipo de semillas. Nos quedaran dos tiras de cada tipo.




Enrollamos cada una de las tiras, de manera que las semillas queden cubiertas de pan.




Una vez que tenemos las tiras enrolladas, juntamos las seis tiras y las enrollamos todas, haciendo una especie de cable.




Colocamos, dándole forma de caracola o espiral, sobre una bandeja de horno recubierta de papel de hornear. Untamos con aceite, cubrimos con papel filme, y dejamos reposar en un lugar cálido unos 40 minutos.




Cuando falten unos 20 minutos (para los 40), encendemos el horno, sin gratinador, a 220º.

Pasados los 40 minutos, bajamos el horno a 200º, retiramos el papel film y horneamos aproximadamente 20 minutos. La caracola tiene que quedar bien doradita.



















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